Condimentar donde hay desesperanza

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Condimentar la vida con las vivencias es la propuesta de nuestros bloggers invitados Farah y Medina Bisiach.

Siempre al llegar a un pueblo regional, se tiene la impresión, corroborada por los habitantes, de que es un lugar tranquilo (por su seguridad, no por sus conflictos).
Al internarse e impregnarse de la dinámica del lugar, desaparece esa visión de sosiego aparente, y comienzan a habitar emociones, tensiones y conflictos, y muchos de ellos provocan comportamientos que conducen a resultados negativos de no placer o de dolor. Obviamente se reprimen las estrategias que llevan a comportamientos placenteros.
Quizás la cultura hedonista se instale en las grandes y no tan grandes urbes, pero en esas ciudades y pueblos de la región se da la otra cultura, la del “aburrimiento sistematizado”. Pero quizás también porque poseen comportamientos que no llevan a la recompensa (placer); como si hubieran fracasado las estrategias que apuntaban hacia esa meta, lo cual pierden su razón de ser la agresividad y la energía innata en cada uno de nosotros como motores activadores de esas conductas. La evitamos activamente porque se diluye la finalidad de su presencia. Pero esto trae aparejado sentimientos de desesperanza, que producen un embotamiento de la lucidez y del pensamiento que no deja traslucir soluciones, mas bien se presenta como una dificultad de búsqueda de estilos nuevos, cambios que enriquecerían sus vidas.  Si esta actitud del no placer se prolonga en el tiempo, ya no se activarían zonas de nuestro cerebro (perfectamente demostradas) que inducen  a la búsqueda de estrategias para lograr comportamientos placenteros, al decir de la psiquiatra Lopez Mato. Es decir que para lo que en un comienzo fue una evitación activa de esas zonas cerebrales, luego se transformó en evitación pasiva, construyendo un conformismo colectivo.  
Aún retumban en nuestros oídos las frases repetidas de boca de los residentes, de que.. aquí no tenemos ni grandes entretenimientos ni diversiones, y resignadamente comentan…”y bueno, estamos acostumbrados”(como una desesperanza adquirida del “ya no puedo luchar”, “estoy entregado”). Pero… ¿Acostumbrado no proviene de costumbre (hábito) que a su vez se nutre de valores y creencias del contexto? ¿No son las firmes creencias como supuestos básicos los que definen un pueblo o ciudad o una cultura?. ¿No son los valores inculcados los representativos de esas creencias? ¿No son esos valores la base de nuestras actitudes y hábitos o costumbres?
Para comprender mas la vida, quizás no sea tanto el buscar sus coherencias, que no nos aportan nada porque son explicadas por sí solas; sino buscar la comprensión de nuestras vidas a través de sus contradicciones que nos aportan información, conocimiento y sentido a la vida y a la realidad.
“Los organismos no se hacen, crecen. El genoma(mapa genético) no es un plano como construir  una casa, sino una receta para cocinarlo, los condimentos son nuestras vivencias. Mientras mas condimentos(vivencias) mas rica será nuestra vida (Andrea Lopez Mato).

Lic. Elena M. T. Farah
elenafarah78@hotmail.com
DNI 6.396.189
Lic. En Administración y Gestión de la Educación
Egresada de Univ. Nacional de Gral. San Martin (BA)

Dr. Eduardo O. Medina Bisiach                           
eomedinab@hotmail.com
DNI 7.976.139
Psiquiatra Universitario (UBA) Matrícula Especialista Nº 11375
Master Internacional en Adicciones (USAL y Deusto- España)

28/06/06

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