Comportamiento y diferencia de género

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En primer lugar comenzaremos aclarando conceptualmente la  temática al  definir y diferenciar dos conceptos: sexo y género.  El sexo involucra todo lo biológico, lo que en la naturaleza nos diferencia entre macho y hembra. El género nos refiere a una diferencia sociocultural entre la mujer persona del hombre persona. El análisis del médico siquiatra
Eduardo Medina Bisiach.

En toda la organización de la biología está presente, con pocas excepciones la diferencia de sexos, y en las culturas se manifiestan construcciones genéricas influidas por las mismas que a través de creencias, valores, aptitudes y costumbres le dan características propias y distintivas a una población o etnia tanto al varón como a la mujer. 
O sea que el sexo es lo dado, es una parte de lo que nos pasa, al decir de Savater, “cuando venimos al mundo: traemos una carga genética, nacemos en un momento dado, en un sitio, en un momento económico, con esos padres, en una cultura, etc. Es lo que no pedimos, es lo que nos pasa, es lo dado. Yo nací así”.
Ahora con todo eso que nos pasa, sí podemos actuar, aceptándolo o rebelándonos, o bien construyéndolo desde una perspectiva sociocultural. Desde esta mirada, estas reflexiones, sobre el sexo establecido biológicamente, “construimos” bajo una influencia de factores culturales el género. Sería entonces “lo construido”. Del yo nací así, por lo cual soy así, se pasa a lo que debo y tengo que hacer con los elementos que me da la cultura para insertarme en la sociedad. Es el pasaje de la ley de la naturaleza a la ley de la cultura.
Comenzaremos con las diferencias biológicas y funcionales existentes entre hombres y mujeres que comienzan con la carga genética. Venimos con un sexo cromosómico, donde en el cromosoma es el lugar en que los genes tienen un locus o lugar, es donde se asientan y esto se establece en el momento de la fertilización; para luego completarse con la diferenciación de los caracteres sexuales que se definen en la pubertad, con las gónadas u órganos sexuales (testículos o ovarios), con la manifestación en masculino o femenino definitiva, a través del fenotipo (genotipo influenciado por el medio ambiente).
 Este proceso complejo, el fenotipo, es el resultado de la interacción del genotipo con el medio. Biológicamente en los primeros meses de gestación, ambos géneros se desarrollan en forma idéntica, siendo el varón el gen SRY, ubicado en el cromosoma Y, que es el responsable de la diferenciación sexual. Esta diferenciación sexual se inicia con una series de cambios funcionales que determina la sexualidad del embrión, en el que participa activamente el Sistema Nervioso Central (SNC), con secreciones hormonales tempranas, y que son las causas que afectan al desarrollo del embrión y establecen las diferencias en tres niveles, siempre hablando del Sistema Nervioso Central: diferencias en las sinapsis (uniones entre dos células nerviosas o neuronas), en la organización dendrítica (prolongaciones que salen del cuerpo neuronal y son las encargadas de llevar estimulos, como informaciones, desde esa célula a otra con la cual se une) y en el volumen de grupos definidos de células.
Entre ellas llama la atención la estructura de una región del cerebro, llamada hipotálamo, que se encuentra en la región central del mismo. En la que se haya la mayor diferencias morfológica genérica, ya que las mujeres tienen 33 % mayor cantidad de fibras en la comisura anterior y el cuerpo calloso que el hombre. El cuerpo calloso es el que une el hemisferio cerebral izquierdo con el derecho. Esto le permite a la mujer mayor nivel y facilidad de asociación para utilizar ambos hemisferios al mismo tiempo.
Sobre esta base orgánica biológica, es que el SNC y mas específicamente el cerebro por un lado y el genotipo por el otro, serían como el Hardware, la PC en términos informáticos, una matriz establecida en el cual se inserta como un Sofware, un programa (contexto) que va troquelando aspectos psicológicos y de comportamiento diferenciales; son todas las modificaciones que surgen de la influencia del medio ambiente sociocultural.
Por un mecanismo biológico llamado “imprinting”, se imprime el programa en la matriz, o el contexto en el cerebro, como el software en el hardware, desarrollándose diferencias que perduraran para toda la vida: por ejemplo: diferencias sensoriales entre ambos sexos. La mujer por su función materna, desarrollará órganos sensoriales en forma organizada y desarrollada, al tener que escuchar, olfatear, mirar o degustar al hijo. Esto es lo que le permite apreciar detalles y cambios en la apariencia o en la conducta de los demás, estoy hablando de la “intuición femenina”.
Ellas distinguen mas colores que los hombres por la mayor presencia de fotorreceptores en los conos retinianos y tienen mas visión periférica por tener más esclerótica con mayor movimiento ocular, lo que les permite observar más detalles en la comunicaciones cercanas. Los hombres en cambio tienen mas visión tubular aprecian mejor los objetos a distancia, anulando la interferencia del campo periférico. Por otra parte, la mujer escucha sonidos más agudos como el llanto de su bebé, y en esto tienen que ver la mayor fibras en el cuerpo calloso, ya descriptas, lo que le permite tener mayor conexión entre los dos hemisferios, por lo tanto es más hábil para descifrar e integrar señales verbales y visuales. En cambio el hombre tiene mayor capacidad espacial par orientar de dónde viene un ruido grave como los movimientos de una presa, como resabio de su antepasado filogenético cazador.
Toda esta sensibilidad sensorial y perceptiva mas exquisita en la mujer van a ver como influye en ciertos trastornos de comportamiento, relacionados con la cultura mediática y la comunicación a partir de la imagen.
En referencia a la diferencia  de sexo y género en la salud y enfermedad las mujeres y hombres tienen distinta vulnerabilidad genética y distintas predisposición a enfermedades sistémicas.
Lo que asombra es la forma diferente de expresar fenotípica y psicológicamente un trastorno o enfermedad clínica o en la forma de afrontar, confrontar o negar la enfermedad o la forma de reflejar en una auto imagen biológica su identidad.
 Esto constituyen las variaciones de la identidad del género, la convicción de “soy varón” o “soy mujer” suele desarrollarse bien hacia los 3 o 4 años de edad (Lawrence Tierney). La disforia del sexo se refiere al desarrollo de una identidad sexual que es la opuesta a la biológica.

Dr. Eduardo O. Medina Bisiach                                                     
Psiquiatra Universitario (UBA) Matrícula Especialista Nº 11375
Master Internacional en Adicciones (USAL y Deusto- España)

15/08/06

 

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