Caso Bolivia ¿Humanización de la globalización?

0
Compartir

Con sorpresa y clara satisfacción comparto, por haber trabajado por mucho tiempo con comunidades indígenas, el hecho del triunfo en Bolivia de un hijo de sus propias raíces, cumpliendo  en parte la profecía que postulaba el Gral. Manuel Belgrano, tan criticada en su momento, acorde con la costumbre argentina de vapulear a aquel que se adelanta en a los tiempos de cambios y modernización. Él proponía un gobierno indígena con una monarquía saludable, situación hoy vigente en algunos países de primer mundo.

Es que en este mundo economicista, mercantilista y deshumanizado, que margina al que no es útil a los designios globalizadores, se produzca en un país una reinvindicación cultural, al ser elegido democráticamente un presidente que representa a casi el 75 % de la población étnica de su país. Reconforta el escuchar la promesa de futuras acciones que optimicen lo anteriormente expuesto.
Es un privilegio además escuchar desde quien va a detentar el poder, una serie de medidas postergadas por décadas  para intentar lograr, aunque tardío, el reconocimiento y reivindicación del indígena.
Esto me hace pensar y reflexionar, parafraseando a Abel Posse “el economicismo occidental està ( por suerte), viviendo una crisis porque no tiene respuestas culturales válidas ni siquiera para los paìses del llamado primer mundo. Los jóvenes huyen del futuro que se les programa y no hay ideas que los convoquen para tornar positivo ese justo desasosiego. Estamos ante la necesidad de un gran viraje.” 
No creo en un mundo de ideas agotadas ni de emociones anestesiadas, sobre todo cuando, no formando parte del poder aparecen en mí, el sentido común, el principio de convivencia, los valores solidarios, que me advierten al oído: “sé activa en tus convicciones, luchá por ellas, no te paralices ante el escenario de la desmantelada mal llamada subcultura indígena”.
Y aquí estoy. Ahora no estoy sola para escuchar y escudriñar la esencia, la búsqueda de la verdad en el discurso presidencial boliviano, partiendo de la comprobada aseveración de que no hay razas, sino diversidad cultural, y sobre esa diversidad se estructura la identidad nacional tan anhelada.
La UNESCO marcó que había una ausencia respecto del tema; era necesario en La Argentina, redefinir o bien aplicar lo  pactado en la Reforma de la Constitución de 1994, sobre la devolución de las tierras que le pertenecen a sus dueños; siento que es la hora de ponerse en acción y empezar a colaborar con la reparación del agravio de que fueron objeto. Bolivia va a  la cabeza.
Es el Estado el que tiene que reafirmar los derechos de la etnia a las regiones y culturas que correspondan. Es el que regula el desarrollo comunitario, no imponiendo pero si haciendo válidas las propuestas de sus mismos componentes como en Bolivia; en nuestro país solo cumpliendo con lo pactado en 1994. Es éste el momento en que el país exige alianzas estratégicas entre toda la comunidad nacional e internacional con la cultura indígena que también es su componente.
 Es allí, que las gestiones que realicen las autoridades que correspondan, debe guiarla por diferentes caminos hacia una dirección inteligente para lograr el objetivo lúcido y claro buscado: la reinvidicación del pueblo postergado. Solo de esta forma se fortalecen los pueblos, así lo comprendo yo. 
No solo pensando en inversiones materiales, muchas veces golondrinas, avanza un país. Hay que comenzar a pensar que la verdadera fortaleza de los pueblos y por ende el de la Nación, con el reconocimiento de los acontecimientos históricos, para aquietar el alma desasosegada de nuestros jóvenes, gobernantes del futuro.
Nuestra vulnerabilidad no está solo en lo económico, sino en el vacío espiritual y cultural, que es la verdadera riqueza que nos hará crecer, y por el cual permanecemos relegados en el mundo. La hipoteca económica  exterminadora deberá ser suplantada por mecanismos que la transformen en positividad humanística. En Bolivia ya trascendió el plano económico. Hasta el argentino Juan Carlos de Pablo ,un economista a rajatabla, ya transmite  a sus alumnos que hablar de economía solamente  es un absurdo. Es que hasta la matemática es humana. Abraham une los principios económicos con los filosóficos.
Aunque parezca no vinculante llenar con la asignatura pendiente el vacío cultural, pueden ser estas situaciones las que generen el arranque definitivo y jerarquizado, de una vez por todas, de una auténtica identidad americana. Bolivia será viable dentro de su cultura y calidad de vida. Es la política, como voluntad de ser de una comunidad, la que nos crea las alternativas.
Porque hasta ahora “la falta de simetría en la apertura de los mercados y los subsidios, es lo que divide al mundo en sobrevivientes exitosos y agonizantes periféricos” (Abel Posse)
  
Lic Elena M. T. Farah
DNI 6.396.183
elenafarah78@hotmail.com
13/10/06

Commentarios

commentarios

Compartir