Debió soportar las risotadas de Marcel Tinelli antes de su imitación de Jean Carlos El análisis del

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Debió soportar las risotadas de Marcel Tinelli antes de su imitación de Jean Carlos. El análisis del programa, la respuesta de la productora y la opinión de la gente y de especialistas.

Por Pablo Callejón

– Fuerte el aplauso para presentar al señor Mario Alberto Cornejo.
¿Cómo está maestro, bien?
– Bien
Este fue el exiguo diálogo entre Marcelo Tinelli y Marito, antes que el conductor explotará en una risotada interminable, que no podían disimular las manos pegadas a la cara ni los gestos cómplices con sus colaboradores.
La escena duró hasta completar los 30 segundos de burla y se explayó, como  desde hace 15 años, en ese humor burdo, de final previsible, que se redescubre en las limitaciones de la víctima ocasional, advertida o no del suceso.
Marito lo observaba expectante, sin buscar explicaciones de la actitud de Tinelli y con la ansiedad a cuestas por revelarse en el escenario que muchas veces observó dibujado en la pantalla.
Cuando el conductor sació sus jolgorios, Marito comenzó a desplegar un movimiento frenético que intentaba imitar a sus ídolos del cuarteto. Por momentos simulaba los gestos de Jean Carlos y cuando el ritmo se lo permitía pegaba los saltitos típicos de la Banda XXI.
La escena estaba concluida aunque en la televisión no hay telones, sino pases de cámaras para que el espectador sienta las ansias del ritmo efímero, insaciable y muchas veces irracional. Todo hubiese pasado inadvertido para el público de masas, sino fuera porque la discapacidad del hombre con mirada de niño, percibía incrédulo el show montado a su alrededor.
Los riocuartenses se acostaron ayer alarmados y hoy despertaron con la decisión urgente de manifestar su repudio ante el vil conductor que se animó a burlarse de Marito y de ellos mismos.
Ni antes, y quizás tampoco después, lograron advertir al hombre que veía caer el auto de toda su vida desde una grúa, o le derramaban una leche chocolatada mientras viajaba en colectivo o mostraba ridículos movimientos y gestos en el escenario circense de la dictadura de la cámara.
15 años pueden ser tan escasos como 30 segundos de fama, para confrontarnos con el humor sustentado en las limitantes del ocasional protagonista, o pueden resultar un escándalo si la víctima de la broma pesada es un vecino de la casa.
Carlos D´Yntino, titular del área de la Discapacidad, aseguró que Tinelli no puntualizó su burla en Marito o en su deficiencia mental, sino que aplicó el recurso con el que sostuvo a Video Match primero y a Show Match después en el programa mas visto de la televisión.
¿Sirve de algo saber si las risotadas de Tinelli fueron espontáneas o provocadas? La excusa de la productora Ideas del Sur, que adjudicó a algún irrespetuoso colaborador una odiosa comparación de Marito con algún personaje de la farándula que provocó la risa del conductor, parece reducir el análisis a un mal paso y no a la esencia misma del programa.
Mal que nos pese a los riocuartenses, enfrentarnos con este conflicto hoy no hace mas que exponernos en nuestras propias limitaciones. El problema no es solo la chanza a la que se sometió Marito y tampoco empieza o culmina en la torpeza de una estrella de la televisión que no puede esconder sus miserias entre tantas carcajadas.
Carolina Perez, psicopedagoga y asesora del municipio en discapacidad, ratificó que la burla como esencia no se reduce a lo que sucedió ayer, sino que ha sido el espejo donde millones de personas desnudan sus apetencias de entretenimientos cada noche.
Está claro que no todos los que vieron ayer el programa explotarían en carcajadas al ver a Marito, pero también es cierto que forman parte del masivo núcleo que las planillas de rating reducen a un número de dos cifras capaz de definir los vaivenes del entretenimiento de las últimas décadas. Si Tinelli no encarna de una manera lineal y automática el sentir y el pensar de quienes lo miran, al menos justifica su propuesta en la elección que realiza el público.

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