Avecillas admitió por primera vez que estuvo en el lugar del hecho aunque negó haber intentado ingre

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Avecillas admitió por primera vez que estuvo en el lugar del hecho aunque negó haber intentado ingresar a la vivienda y utilizar un arma blanca. Pidió ampliar su indagatoria y desmintió el asalto a Mariela y su esposo.

Por Pablo Callejón – La llegada de Mariela Galíndez al Palacio de Tribunales sorprendió a propios y extraños. Con el pelo teñido de colorado, alejada de su marido y su abogado, la mujer imputada de homicidio simple conjugó una eficaz maniobra de ingreso que le permitió evitar el asedio periodístico. Efectivos policiales le permitieron esperar el llamado del fiscal en una oficina del subsuelo, donde se alojan los detenidos derivados de la cárcel local.
Lejos de su postura mediática de los primeros días, Mariela evitó cualquier contacto con la prensa y a las 11 de la mañana ingresó a la fiscalía del doctor Fernando Moine para participar junto a su esposo, Fernando Vidal, del careo con Luis Avecillas, el sujeto que habría intentado asaltarla con la complicidad del fallecido Fernando Quiroga el pasado 17 de mayo.
Casi 40 minutos duró el encuentro en el que ambas partes ratificaron sus dichos sobre lo sucedido la fatídica tarde de mayo que terminó con Quiroga en estado crítico luego de ser atropellado por Mariela Galíndez, quien intentaba recuperar un bolso con ropa que le habían sustraído de su vehículo VW Gol.
Avecillas admitió que estuvo en la casa de los Vidal aunque no precisó los motivos de su presencia. Negó que haya tenido un arma blanca y que hubiese intentado ingresar a la vivienda y le pidió al fiscal ampliar su indagatoria para explicar los motivos del encuentro con los denunciantes.
Por su parte, Mariela Galíndez y Fernando Vidal ratificaron su versión inicial de los hechos. Aseguraron que fueron asaltados por Quiroga y Avecillas, quien los habría amenazado con un arma blanca, y ratificaron que los jóvenes estaban allí con intenciones de robo. Ahora deberá ser la justicia la que determine la veracidad de los relatos, y fundamentalmente  que fue lo que pasó en la casa de los Vidal.
La situación, que en principio estaba ligada con la actitud desesperada de una mujer víctima de un robo que intentó recuperar sus elementos y atropelló accidental o intencionalmente al delincuente, hoy da lugar a nuevas hipótesis.
La familia de Fernando Quiroga asegura que los jóvenes fueron a cobrar una deuda y que nunca  habían tenido intenciones delictivas, una versión que por ahora no coincide con la postura del fiscal Moine quien imputó a Avecillas de robo calificado.
De todos modos, la aparición de un vecino de Córdoba, el verdadero dueño del auto con el que Mariela Galíndez atropelló a Quiroga, que fue robado en agosto del 2003 en la capital provincial, puso un manto de sospecha sobre la mujer que deberá ser dilucidado por la justicia.
Con las calles vacías y el descontento popular por la detención inicial de Mariela evaporado, la situación de la imputada cambió sustancialmente. Ahora prefiere evitar las cámaras y cambiar de color su pelo para que nadie la reconozca. Una situación que no determina su inocencia o culpabilidad en los hechos, pero que demuestra un cambio radical en su situación personal y su estrategia judicial.
Los políticos también decidieron callar. Cuando la sensibilidad popular cuestionaba a la Justicia por «detener a la mujer que atropelló a un ladrón para recuperar sus pertenencias», el gobernador José Manuel de la Sota y  su Ministro de Seguridad Carlos Alessandri iniciaron una defensa sin condicionamientos de Mariela y hasta cayeron en el exceso de asegurar que hubiesen hecho lo mismo.
De la exculpación a la condena. Ayer Mariela fue inocente y hoy el silencio de quienes la apoyaban parecen castigarla por una culpabilidad que la Justicia aún debe resolver. El tiempo y las evidencias resolverán si la imputada quiso atropellar a “Yeyé” Quiroga, si los jóvenes estaban en la vivienda con intenciones de robo o si Vidal conocía de que su auto era robado cuando lo compró. Lo que no debería ser sometido al paso de los días es el  análisis del accionar de nuestra sociedad ante los hechos que la conmueven ni dejar que la memoria colectiva olvide posicionamientos, en muchos casos arbitrarios.

 

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