El juez de Control ratificó el archivo de la denuncia de un trapito contra Guzmán

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El abogado del trapito resolvió apelar ante la Cámara. El hecho ocurrió entre las 20 y 20:30 horas, cuando el funcionario judicial le habría recriminado a un grupo de trabajadores el presunto robo de una suma de dinero de su vehículo.

El juez de Control Daniel Muñóz ratificó el archivo de la denuncia de un trapito por «agresiones y amenazas» contra el fiscal de Instrucción Walter Guzmán y ahora será la Cámara la que resuelva la suerte de la causa, tras una apelación del abogado del denunciante.
Muñóz avaló la resolución del fiscal Javier Di Santo, quien pidió «la desestimación y el archivo» de la denuncia por un violento episodio ocurrido el pasado 30 de diciembre.
El hecho ocurrió entre las 20 y 20:30 horas, cuando el funcionario judicial le habría recriminado a un grupo de trabajadores el presunto robo de una suma de dinero de su vehículo.

«Un fiscal defiende a otro»

La testigo del caso, Daniel Fasolo, manifestó que «un fiscal está defendiendo a otro fiscal, esa es la sensación que te da»
«Son situaciones alarmantes. No hay igualdad, no hay equidad. La balanza se inclina en favor de los poderosos. Hay una sensación de que las cosas se acomodan en beneficio de quienes tienen poder», manifestó la testigo.
La mujer resaltó que «los efectivos policiales que estuvieron en el lugar en ningún momento tomaron conocimiento de lo que pasó. Nunca me preguntaron nada».
«Quien estaba recibiendo los golpes era el trapito. Si no puedo confiar en quien me representa ante la ley, no se en quien confiar. Pareciera que existe una connivencia entre la Policía y la Fiscalía. Minimizan todo porque es un trapito. Hay una cuestión social porque es un trapito y duele mucho», afirmó.
Añadió que «nunca uno va a pensar que la persona violenta es quien te representa ante la Justicia» y señaló: «Realmente la expectativa sobre la resolución la tengo en la gente y en quienes hacen periodismo. En la Justicia hay proteccionismo y nos sentimos mal representados por nuestros fiscales. Cuando uno ve la historia que antecede a este hecho preocupa mucho»

La resolución

El fiscal Di Santo pidió «la desestimación y el archivo» de la denuncia de un trapito contra el fiscal Walter Guzmán por un violento episodio ocurrido el pasado 30 de diciembre, entre las 20 y 20:30 horas, cuando el funcionario judicial le habría recriminado a un grupo de trabajadores el presunto robo de una suma de dinero de su vehículo.

Según surge del dictamen al que accedió TD Digital, «viene por este acto a requerir la desestimación de las presentes actuaciones, toda vez que a criterio del suscripto resulta manifiesto que los hechos referidos en ellas, y que a continuación se describen no encuadran en figura penal».
Para Di Santo, «el denunciante le atribuye al Fiscal de Instrucción Walter Guzmán, haberlo agredido y amenazado en el marco de un incidente, en el cual el Funcionario le recriminaba tanto a él, como a sus pares, todos trabajadores en el lavado de automóviles en la vía pública, la sustracción de una suma dineraria del interior de su vehículo particular».
Di Santo consideró en su fundamentación que «aparece objetivamente comprobado mediante el certificado médico extendido por el facultativo forense, que quien presentara lesiones de carácter leves eFra el Fiscal Guzmán, no pudiendo acreditarse tales extremos físicos en la persona del denunciante, pese a que la testigo dijo haber visto sangre en su boca, circunstancias que no fue observada por los demás testigos oculares, ni tampoco lo revela el video que fuera aportado por el denunciante».
«Ningún reparo amerita la actuación de la funcionaria de la Unidad Judicial, que atendiera a Diego Manuel Ponce en horas de la noche del día de los hechos, la que en resguardo de su propia integridad física, por la intemperancia y estado etílico demostrado, que se compadece con lo afirmado por los hermanos Herrera, debió acudir a la ayuda de personal policial para poder anoticiarlo que pospondría para el día siguiente la recepción de su denuncia», indicó.
Di Santo señaló que la denuncia de Ponce «recién fue formulada tres meses después sin que en ese lapso se suscitaran nuevos altercados, lo que en definitiva también resta temor a aquellos anuncios que hoy se señalan con potencialidad amenazantes».
«En lo tocante a la actuación del Fiscal no bien ocurrido los hechos, en que se le atribuye haber comandado un amplio operativo policial, no sólo hemos de reparar en que ya se había ausentado de la ciudad, sino que tal lo relatado en el oficio dirigido a la Fiscalía General de la Provincia, fueron los propios policías intervinientes quienes minimizaron el suceso, del que dijeron fue resuelto por las partes, lo que en definitiva evitó iniciar actuaciones de oficio», manifestó.
Para Di Santo, «ningún indicio probatorio se ha recogido en orden a determinar que el Fiscal haya entregado a Herrera la suma de tres mil pesos, ni que éste último los hubiera recibido y luego arrojado a la vía pública como se pretende introducir en la denuncia».
«Por todo ello y lo dispuesto por el art 319 del C.P.P. a V.S. requiere la desestimación de la presente denuncia formulada por Diego Ponce en contra del Fiscal de Instrucción Walter Guzmán», aseveró.


La testigo

El fiscal citó el testimonio de Daniela, una mujer que fue testigo del hecho y afirmó en su declaración que «desde casi mitad de calle, pudo ver sobre la vereda del frente, a dos sujetos –uno pegándole a otro-, por lo que se acercó»
«- Daniela- le dijo al agresor “Señor, señor” y que había otras personas observando, otros dos jóvenes que eran un poco más altos que el chico agredido. Fue una mujer que estaba en un moto, estacionada sobre la placita de tribunales, la que le dio el número de la policía y desde su celular llamó a ese número, el cual ahora no recuerda. Llamó automáticamente y dijo “yo estoy al frente de tribunales y aquí hay una persona que le está pegando a otra”. De inmediato llegó la policía, fue todo muy rápido. Luego supo que una de esas personas era el Fiscal Guzmán porque la misma policía le dijo que uno de ellos era ese Fiscal. Lo que no le pareció equilibrado fue que la policía separó al chico golpeado hacia un costado y liberó al funcionario automáticamente», describió Di Santo en su resolución.
Daniela intervino, preguntándole al policía por qué lo separaban al chico y no hacían nada con el otro hombre, respondiéndole en ese momento que como el otro hombre era el Fiscal Guzmán se disculpaba porque «no podía hacer nada».
«En ese contexto, estando ella aún en el lugar, el chico golpeado se le acercó y le dijo “mire señora” mostrándole que tenía sangre en la boca. Seguidamente pasó por su lado el Fiscal al que vio como exaltado, al igual que al otro chico. Advirtió que ambos estaban exaltados, pero en ese momento, al saber que uno era fiscal y el otro chico estaba en desventaja en el trato, sintió ese desequilibrio. Detrás del Fiscal venía una mujer que asumió era la pareja o esposa de aquél y eso la alentó a expresarle: “señora, es su esposo? Ha bebido?” y aquella le respondió: “discúlpelo”. Esta mujer, luego se subió al auto en el que se conducía el Fiscal y se retiraron del lugar», describió el fiscal sobre los dichos de la testigo.

«Ustedes me roban»

El fiscal Guzmán también compareció ante el 7 de enero de 2016 ante la Unidad Judicial 1, y recordó que el día del hecho «dejo estacionado su vehículo Chevrolet Captiva, de color gris, en la calle Alvear, entre las calles San Martin y Deán Funes, a treinta metros aproximadamente del ingreso de la Iglesia San Francisco sobre dicha mano, dejando en su interior su billetera entre los asientos del conductor y el acompañante, la que contenía tarjetas varias, documentación y la suma de $ 3.000».
Guzmán relató que sacó unas pertenencias del baúl y que «seguramente con las manos ocupadas se olvidó de cerrar las puertas del auto».
El fiscal dijo que a las 15 horas del 30 de diciembre se retiró de Tribunales y poco después de las 19, recibió un llamado en el que una empleada del Juzgado de Control le informa que habían hallado «una billetera de cuero de color negro con varios compartimentos con diferentes tarjetas de débito y de crédito y documentación a nombre del Fiscal Guzmán, no habiendo efectivo alguno dentro de la misma»
Guzmán concurrió al lugar, dejando estacionado su automóvil en la calle Deán Funes. Luego se dirigió a los trapitos que trabajan en el sector y les dijo a modo de reproches y en especial a uno de ellos – conocido por el mismo como “Colorado Herrera”-: “eh loco, yo los ayudo siempre, y ustedes me roban”. Según el relato de Guzmán, reacciona otro de los sujetos, de identidad desconocida hasta ese momento, agrediéndolo al grito de “que te pasa a vos gil? Que venís a acusar acá gilazo? Que agitas, te vamos a agarrar con la barra del club y te vamos a reventar».
Guzmán señaló que lo empujaron, por lo que «se retiró a su vehículo». Agregó que «el desconocido lo continuó agrediendo verbalmente, muy alterado, a los gritos y en aparente estado de intoxicación alcohólica o psicofármacos y mientras lo amenazaba, le apretaba ambos brazos».
Relató que así cruzaron la calle, desde la altura del parquímetro hasta la Plazoleta de Tribunales, lugar en donde este sujeto «le asestó dos golpes de puño, uno en el hombro derecho y el otro en la zona de la sien izquierda, motivo por el cual se defendió de los golpes».
El fiscal acusado dijo que al otro día «concurrió al médico forense Martin Subirach, quien lo revisó y le extendió una constancia, dado que poseía en su cuerpo lesiones objetivas visibles».

La denuncia

Diego Ponce, el joven que trabaja como trapito frente a Tribunales, había presentado una denuncia penal contra Guzmán «por agresión y amenazas».
Segùn surge de la denuncia a la que pudo acceder TD Digital, el abogado de Ponce consideró que la conducta de Guzmán podría explicarse en las figuras de «exacciones ilegales, extorsión, lesiones y calumnias e injurias en concurso real».
Ponce solicitó la intervención del fiscal General Alejandro Moyano al señalar: «Pido que se me otorgue protección atento que mi vida y libertad se encuentran en peligro por la actividad peligrosísima del denunciado, abusando de sus funciones».

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