“Sexting» y Conducta sexual en jóvenes

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Aunque los adolescentes pueden ser digitalmente más hábiles que sus padres, su falta de madurez y falta de atención a las consecuencias pueden conducir rápidamente a graves resultados negativos. Un estudio pone de relieve que ya en la escuela secundaria, la atención debe ser puesta en la comunicación electrónica de los adolescentes porque el “sexting” puede ser un marcador de conductas sexuales de riesgo que pueden tener consecuencias importantes, incluyendo embarazo o enfermedad.
Pero, ¿Qué es el sexting? Ha sido definido frecuentemente como la transmisión de imágenes de desnudos (o semidesnudos) a través de un dispositivo electrónico; también incluyen la transmisión de mensajes de texto con contenido sexual explícito. Las comunicaciones móviles electrónicas, tales como la mensajería instantánea y los mensajes de texto, han alterado el entorno social de la juventud actual. Una encuesta reciente halló que, entre los 12 a 13 años de edad, el 93% de los jóvenes tenía acceso a Internet, el 71% tenía acceso móvil a Internet (teléfono celular), y el 68% eran propietarios de un celular, de los cuales 23% tenían teléfonos inteligentes. Esto puede ser particularmente cierto para los jóvenes en situación de riesgo a causa de problemas emocionales y de comportamiento, para quienes una investigación ha identificado tasas más altas de conductas sexuales de riesgo. Estudios de jóvenes de escuela secundaria han sugerido que el envío de fotos de desnudos o semidesnudos es algo común, con el 18% al 28% de los adolescentes refiriendo haberlo hecho. Los hallazgos a partir de estudios transversales de estudiantes de escuelas secundarias sugieren que los adolescentes que se dedican al sexting incurren en altas tasas de actividad sexual, hecho que puede ponerlos en mayor riesgo de embarazo no deseado, HIV y enfermedades de transmisión sexual. Los adolescentes que practican el sexting tienen 7 veces más probabilidades de ser sexualmente activos y casi el doble de probabilidades de tener relaciones sexuales sin protección que sus pares. También hallaron que las chicas que habían enviado fotos de sí mismas desnudas tenían una mayor probabilidad de involucrarse en relaciones sexuales de riesgo, incluyendo el tener múltiples parejas y el uso de sustancias antes del acto sexual. Se ha hallado que los adolescentes que reportan emociones más intensas y lábiles, y una regulación menos eficaz de estas emociones, reportan más problemas de conducta y más compañeros sexuales. Dado que el sexting parece vinculado con un comportamiento sexual de riesgo, el déficit en la regulación de la emoción puede caracterizar a los adolescentes que practican el sexting frente a los que no lo hacen. Los jóvenes elegibles se encontraban en el séptimo grado, tenían entre 12 y 14 años de edad, y fueron identificados por los consejeros escolares, tutores y administradores por síntomas de dificultades conductuales o emocionales. De los 410 jóvenes que proporcionaron datos sobre su comportamiento de sexting, el 22% informó su incursión en el sexting en los últimos 6 meses, con un 17% enviando textos solamente y un 5% enviando textos y fotos. El envío de imágenes por teléfono fue informado por un 5%, los mensajes por teléfono por un 19%, las fotos por Internet por un 2%, y los mensajes por Internet por un 9%. Futuros estudios deberán evaluar la frecuencia del sexting entre los adolescentes, así como la información relacionada con la influencia de recibir estos mensajes en el comportamiento sexual, más que de enviarlos. Los docentes a través de la Ley de Educación Sexual Integral, tienen los elementos necesarios para incursionar en estos tópicos, y deberían alentar a los padres a vigilar el uso del teléfono celular y la computadora, y limitar el acceso sin restricciones, así como a utilizar las comunicaciones electrónicas como oportunidades para discutir la relación con la salud. Los médicos también pueden utilizar el sexting para iniciar la discusión sobre salud sexual, y deben supervisar la relación del paciente con el sexting como lo hacen con otros comportamientos sexuales. Como se ha sugerido anteriormente, los mensajes relacionados con el sexting y las conductas sexuales de riesgo, se pueden incorporar en la educación sobre salud sexual de los jóvenes, incluyendo a los adolescentes que son a menudo grandes consumidores de tecnología móvil. Educar a los jóvenes acerca de las posibles consecuencias del sexting, las estrategias para mantener relaciones saludables, y la relación del sexting con otros comportamientos de riesgo, puede reducir el riesgo de los jóvenes. La regulación del afecto y de las conocimientos relacionados con el riesgo, las cuales difirieron significativamente entre los que practicaban el sexting en este estudio, puede también representar un camino importante para plantear intervenciones de reducción del riesgo.

LIC ELENA FARAH

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