Hace aproximadamente un siglo, la figura de una mujer calva solía aparecerse en la famosa Cañada de la ciudad de Córdoba. Sus alaridos y apariencia cadavérica horrorizaban a los transeúntes que circulaban por la zona.
De acuerdo a diversos testimonios recopilados, el espíritu de una mujer con la cabeza rasurada solía deambular por las inmediaciones de la Cañada a comienzos del siglo pasado. Sus manifestaciones eran durante la madrugada, causando estupor entre los trasnochados y madrugadores que vivían por allí.
“La Pelada” salía a la caza de transeúntes desprevenidos y los perseguía por un largo rato. Si bien su figura se ocultaba detrás de un manto negro, exhibía sin tapujos su cabeza rapada y carcomida cada vez que pasaba cerca de algún farol encendido. Quienes aseguran conocer la historia, relatan que su lugar de aparición era la zona que hoy se conoce como “las cinco esquinas” (Belgrano esquina Montevideo, a una cuadra del Patio Olmos).
Por otro lado, cuentan que su personalidad cambiaba con frecuencia y abruptamente. Había veces que no paraba de llorar, clamando compasión entre lamentos e incomprensibles sollozos. En otras ocasiones, dejaba traslucir un carácter totalmente burlón y vengativo. A sus “víctimas” masculinas solía mostrarles su entrepierna al grito de “¡coman chanchos!” y a las mujeres les robaba sus rosarios cuando se dirigían a misa bien temprano.
Según las viejas lenguas, el espíritu correspondía a una mujer de avanzada edad y baja estatura, que ejercía la prostitución en un antiguo paraje denominado “El Abrojal” (hoy barrio Güemes). Allí vivían proxenetas y malhechores de la peor calaña, en medio de ranchos sucios y precarios.
Se dice que una noche de invierno, la mujer fue interceptada por varios hombres, quienes la violaron en reiteradas oportunidades. Luego fue asesinada y arrojada a la Cañada sin piedad alguna. Desde aquel trágico episodio, su alma en pena empezó a manifestarse hasta el último encauzamiento de la Cañada realizado en el año 1944.
“La Pelada” es uno de los personajes urbanos más recordados dentro del imaginario popular cordobés. Su historia, reconstruida gracias al aporte de distintas fuentes orales, sigue sorprendiendo hasta el día de hoy. Si bien la mayoría de los cordobeses se muestran reticentes y dudan de la veracidad de los hechos, hay quienes dicen que sigue apareciendo de manera secreta y silenciosa.